8jun/111

Latinoamérica está en rojo

El nuevo libro de Andrés Oppenheimer asegura que vivimos obsesionados con el pasado y no nos concentramos en el futuro; educación es un desastre.

Adela Dubra - El País - Uruguay

Que nuestros científicos triunfan en el mundo, que nuestra universidad imparte una gran formación, que la población en general tiene muy buen nivel educativo. Estas frases, que solían repetirse con mucha seguridad, ya no son máximas. Pero Uruguay, como casi todos los países de América Latina, no parece querer ver la realidad de su educación. El presidente Mujica ha criticado a las maestras y manifestó su preocupación porque los niños uruguayos odian la matemática.

De eso habla el periodista Andrés Oppenheimer en su último libro ¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado, y las doce claves del futuro. La tapa tiene caricaturas de varios presidentes latinoamericanos, todos con un libro en la mano, Mujica, además, tiene el mate y el termo bajo el brazo.

Para esta investigación Oppenheimer viajó durante tres años por China, India, Singapur y Finlandia. Entrevistó a Bill Gates, Barack Obama, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, científicos, profesores, estudiantes y padres y madres de familia. "Nuestras discusiones están ancladas en el pasado, estamos demasiado metidos en la ideología, en si alguien es de derecha o de izquierda, socialista o capitalista y la división en el mundo no es nada de eso. El mayor país comunista que es China tiene el capitalismo más rampante. La división hoy es entre los países globalizados y los países encerrados en sí mismos", dice. Oppenheimer, quien nació en Buenos Aires pero desarrolló su carrera en EE.UU., es un influyente periodista, editor para América Latina y columnista de The Miami Herald, analista político de CNN en español, conductor de su propio programa de televisión. Su libro Cuentos chinos fue un éxito de ventas y crítica.

"En Latinoamérica hay una obsesión con el pasado. La idea de que los vivos están guiados por los muertos está muy viva en la región", opinó Fernando Henrique Cardoso para esta investigación periodística. Chávez hizo desenterrar los restos de Bolívar del Panteón Nacional, donde habían estado durante más de un siglo, para investigar la causa de su muerte y todo fue transmitido por cadena nacional. Néstor Kirchner hizo lo mismo con los restos de Perón para trasladarlo a un nuevo mausoleo. Tabaré Vázquez envió un proyecto de ley para trasladar los restos de Artigas. Y eso no fue todo: Honduras y El Salvador se peleaban por los restos de Francisco Morazán.

Mientras historiadores y politólogos de la región aseguran que hay que entender el pasado para encarar el futuro, el ex presidente brasileño y sociólogo opinó que muchas veces se requieren mitos cohesivos para forjar la identidad nacional pero eso también puede desviar la atención sobre temas que deberían ser prioritarios.

El Bicentenario no hace más que exacerbar ese fenómeno; los gobiernos han destinado millones a los festejos. Las librerías empiezan a poblarse de títulos referidos al tema y la prensa se ocupa y se ocupará aún más del asunto.

Frente a eso, el autor contó el shock que tuvo apenas aterrizó en el aeropuerto de Singapur. Pasó por un cambio y vio que en los billetes locales la imagen no es la de un prócer, como estamos acostumbrados en América Latina, sino de educación: la imagen de un grupo de estudiantes con libros sobre la mesa escuchando al profesor.

"Vivimos mirandonos el ombligo" -dice para ilustrar el aislamiento cultural- "mientras que China e India le ponen una alfombra roja a las universidades de Estados Unidos y Europa para que abran sucursales en sus territorios y compitan con las locales, la mayoría de los países latinoamericanos les ponen todo tipo de trabas para que no puedan instalarse y expedir títulos en sus territorios".

Cuando el autor le preguntó a Bill Gates qué opinaba de que "nuestras universidades son excelentes" y "nuestros científicos triunfan en la NASA", el fundador de Microsoft se rió y le preguntó si lo estaba bromeando. Por más que Gates opina que América Latina tiene grandes posibilidades, cree que lo que le falta es una dosis de humildad para darse cuenta de cuál es la verdadera posición de las universidades comparadas al resto del mundo. Deben dejar de creer que están así de bien, dijo Gates. Y puso como ejemplo a China, donde se están haciendo las cosas muy bien y sin embargo dicen: "En India están haciendo esto y lo otro mucho mejor que nosotros ¡Caramba! Tenemos que hacer lo mismo. Esa tendencia a la humildad, que algún día van a perder, les está ayudando enormemente".

Las universidades en América Latina son las vacas sagradas, asegura el autor. Los gobiernos las defienden y las encuestas muestran que los latinoamericanos están satisfechos con sus sistemas educativos. En general, los edificios, que suelen ser antiguos e importantes, tienen peso en el imaginario de las poblaciones encuestadas. Sin embargo, son malas. En los rankings confiables de las universidades en el mundo el primer puesto siempre es para Harvard y entre las 200 primeras solo aparece una de esta región: la UNAM de México, que está en el lugar 190.

Otro factor al que Oppenheimer da mucho peso es que las universidades latinoamericanas están atestadas de estudiantes de carreras humanísticas y muy pocos de ciencias e ingeniería. En India y China privilegian el acceso a las carreras científicas y limitan el acceso a las facultades de humanidades a los alumnos que tienen las mejores notas.

También echa por tierra la frase tan escuchada de "nuestros científicos triunfan en el exterior", porque entrevistó a altos ejecutivos de empresas de tecnología, y recibió la respuesta de que "la representación latinoamericana dentro de los 800 investigadores del grupo elite es del 1%. Es un grupo muy pequeño y formado la mitad por brasileños y la otra mitad por argentinos".

NO ES SÓLO LA ECONOMÍA. No es que los niños asiáticos sean más inteligentes. Es que estudian más. Tienen muchas menos vacaciones (el año escolar en Japón tiene 243 días, en Uruguay 155). Los niños chinos están formándose entre 12 y 14 horas por día. Los libros de texto de Shanghai se ocupan de Wall Street y de adelantos como el tren bala de Japón. Por otra parte, no repiten de año como suelen hacerlo en Latinoamérica, donde los sectores marginados son reprobados y tarde o temprano abandonan para terminar vendiendo baratijas en las calles. "No es casualidad que en Latinoamérica tengamos la mayor desigualdad del mundo. Cuando la educación no funciona, la desigualdad crece. Los asiáticos entendieron eso muy bien", dijo César Gaviria, ex presidente colombiano y ex secretario general de la OEA. "Es un error creer que todos los problemas de la sociedad se resuelven con crecimiento económico; la pobreza la resuelve la educación", dijo.

Oppenheimer cree que en América Latina los gobiernos de derecha apostaron demasiado al crecimiento económico y poco a la educación.

Salvo Colombia y Chile, ningún otro país latinoamericano presenta sus alumnos para exámenes que comparan su nivel con el de otros países. Y no lo hacen porque los resultados son desastrosos: el promedio de los latinoamericanos está entre los peores del mundo. Además, el autor brinda estadísticas que dan vergüenza: 20% de las escuelas de la región no tiene agua potable, el 33% no tiene baños suficientes y el 63% no tiene sala de computación.

SOCIEDAD DEBE MOVILIZARSE. "Si me preguntas cuál es el país de la región que más ha puesto la casa en orden (en materia de tecnología de la información e innovación) es Chile. Por mucho", dijo Bill Gates. El país transandino tiene varias iniciativas interesantes, algunas como que en la universidad hay cupos (se admiten 600 estudiantes por año en ingeniería, 50 en psicología, 50 en filosofía y 50 en sociología). No tienen estudiantes eternos. Si pasa seis años y no se recibe, no puede permanecer.

"La educación es demasiado importante para estar en manos de los gobiernos, sean buenos o malos, porque los gobiernos y los políticos están pensando siempre en las elecciones. La inversión en la calidad educativa da frutos en 20 años y eso no sale en la foto… los únicos que pueden cambiar esa mentalidad son los empresarios, las ONG y la prensa", dice Oppenheimer, quien quedó muy impresionado al estudiar una iniciativa llevada adelante con éxito en Brasil.

Viendo que el país se hundía en la corrupción, un grupo de importantes empresarios (incluyendo presidentes de bancos como Itaú, Bradesco y Santander) fundó en San Pablo en 2006 "Todos por la educación". Contrataron un experto de Harvard y decidieron ponerle presión al gobierno. Convencieron a la prensa que debía apoyarlos y así pusieron el tema sobre la mesa. Un año después el gobierno recogió el guante y creó su propio "Compromiso Todos por la Educación", copiándole hasta el nombre. Empezó a implementar medidas concretas. La presión de la sociedad civil dio sus resultados.

Finlandia: campeones del mundo

Si hubiera una copa mundial de progreso económico y social, los finlandeses la ganarían", asegura Andrés Oppenheimer. Este país pasó de ser el más pobre del norte de Europa a los primeros lugares en rankings internacionales. Es de los más democráticos, es el menos corrupto, el que tiene mayor número de investigadores científicos per cápita. Sus estudiantes de 15 años obtienen el primer puesto en los exámenes internacionales PISA, en matemáticas. El nivel de vida de los 5.3 millones de finlandeses es envidiable, con 7 semanas de vacaciones al año y una educación excelente y gratuita.

Cuando el autor le preguntó a la presidenta Tarja Halonen cómo hicieron para pasar de ser un país que sólo vendía madera a ser un exportador de alta tecnología la respuesta fue: "El secreto es sencillo y se puede resumir en tres palabras: educación, educación y educación". Para trabajar en un jardín de infantes es obligatorio tener una licenciatura y para enseñar en primer grado, una maestría. La profesión goza de mucho prestigio y ganan más de 3 mil dólares al mes. Un docente universitario, por su lado, gana seis mil euros mensuales.

Oppenheimer visitó una escuela y vio cosas asombrosas: que hay un maestro por cada 12 alumnos. En el aula hay 3 docentes, una de las cuales, cuando un niño no entiende algo, se acerca a él y le ayuda sin interrumpir la clase.

Además, Finlandia busca tener cada vez más clases dictadas en inglés y aumentar la cantidad de profesores extranjeros contratados. "¿Y los aspirantes a profesores finlandeses no ponen el grito en el cielo cuando estas plazas son otorgadas a extranjeros?", es una pregunta pertinente. "Por supuesto", contestó el rector del instituto, "pero si ellos quieren competir por estas plazas, deben obtener una experiencia internacional. La internacionalización eleva el nivel académico".

VER NOTA

Did you like this? Share it:
If you enjoyed this post, please consider leaving a comment or subscribing to the RSS feed to have future articles delivered to your feed reader.

¿Te gustó este artículo?

¡Suscríbete a nuestro feed RSS!

Comentarios (1) Trackbacks (0)
  1. Es triste pero real, que los intereses politicos estén por encima de la educación, que sólo se pretenda tener un mejor nivel de educación en las universidades privadas, que abusan de esa necesidad y tambien se convierten en minas de oro para sus propietarios, debemos exigir mejor calidad y espacios suficientes para los que tienen el interes de cumplir con el sueño de ser profesionistas exitosos. ¡ POR UN MEXICO SIN MEDIOCRIDAD, UNETE A LA EXIGENCIA DE MEJOR EDUCACION PUBLICA !

    Like or Dislike: 0  0


Deja un Comentario

(required)

Aún no hay trackbacks.